martes, 30 de septiembre de 2008

Relato de 12 horas...









Tras muchos kilómetros recorridos recalamos en Bakio. Una apacible tarde de verano en la que el Sol invitaba a pasear por aquella playa vasca. Tras intentar escaquearnos de la zona azul, aparcamos los coches y nos fuimos a la playa. Aun recuerdo la estampa poniendonos los trajes en pleno aparcamiento levantando todo tipo de comentarios, pero verdaderamente nos traia sin cuidado, ahora habia que surfear. Así pues, dejamos las cosas a la vista y algunos degustaron un baño veraniego en un mar continuado de olas, mientras que otros, como el que escribe, quedó de dominguero paseando por allí y de tertulia acompañados por una suave luz que sin notarse iba regalándonos un precioso atardecer. Pero nos esperaba una grata noticia...

Ante el conocimiento de que habia ondas en Portugal, decidimos irnos hacia tierras lusas...Sí una locura, recorrer toda la Peninsula en una noche... y así lo hicimos.
Un par de fotos para mortalizar el momento y de nuevo al coche. La idea surgió a las 20:30 de la tarde y a las 21:00 ya estabamos en los coches en dirección Portugal, pero el sitio no te lo voy a decir. Lo que sí te diré es que nos aguardaban unas 12 horas de coche asi que no podiamos esperar más. Sabíamos de lo que se nos avecinaba, pero el gusto por un baño de olas mayores pudo con nosotros y como niños chicos nos fuimos corriendo en busca del caramelito. En estos momentos de camino largo a uno no le queda más que ir acompañado por la música, en mi caso, gracias a Jack, Donavon, Ben y Billie Holiday el camino se me hizo más ameno ya que mientras unos conducen... otros duermen...( ejem...). Evidentemente nos entro hambre y sueño asi que hicimos una breve parada en una gasolinera en la que esperamos a uno de los nuestros el cual se había quedado un rato en Bakio (mujeres...) y compramos algunas cosillas y buscamos algun sitio en el que acampar, lugar en el que preparamos una buena cena y finalmente conciliamos un bonito sueño para al día siguiente poder alcanzar otro deseo, boas ondas.

Tras 7 breves horas de sueño continuamos la marcha recalando finalmente en nuestro destino y siendo premiados por un baño al atardecer, del que sólo los que estabamos allí sabemos y podemos recordar cómo fue... no caben las palabras, sino el recuerdo de un baño en armonia en el que a pesar de tantos kilometros, sueño, hambre y aburrimiento... valió la pena.