lunes, 4 de julio de 2011

regalo y luz

parecía que sería un fin de semana de secano, de estar echando de menos dónde coger bultos y salir con el coche... Una vez me di por vencido decidí irme a la costa, por estar allí y dar un paseo y bueno...lo típico, sin embargo no podría irme sin mis cosas. Aunque sabía que no habría nada decente. Me negaba a irme sin mis cosas.
El mar me lo encontré totalmente como una balsa, ni se me podía pasar por la cabeza que pudiera arañar algo. Algunas llamadas, pero nada... estaba la cosa cortita.

Sin embargo, la mañana siguiente fue diferente. Hubo suerte, me salió bien la jugada y me encontré con un baño inesperado. Agua clara a 20 grados, sensación térmica agradable, y nubes y claros que hacían del ambiente un día estupendo. Intenté no hablar mucho y disfrutar de cada momento, cada remada,cada serie... Leve sonrisa nerviosa porque el baño estaba resultando muy digno para ser el mes de julio. Ciertamente, y como siempre me ocurre, me acordé de los que no estaban. Es inevitable, cuando las cosas están bien no tengo la habilidad de disfrutar solo, y me acordaba mucho algunas personas. Y al hilo recuerdo aquella vez que escuché aquello de "que ni el mejor baño será lo mismo si lo pasas solo". Qué verdad, bueno en definitiva no deja de ser una obviedad, pero siempre que vuelves a vivir algo que sabes que es bueno es inevitable acordarse de frases como ésa.

Al final del baño, la luz se hizo fija, desaparecieron las nubes, la marea subió y tranquilamente me fui con una satisfacción total.