sábado, 13 de agosto de 2011

esta vez sí...


...seguramente el discurso puede sonarte repetido, más de lo mismo, idéntico si cabe si comparas una buena sesión de invierno con lo que a continuación leerás, pero cuando las cosas son buenas, ¿por qué no volver a contarlas?

Fue un oasis en el verano, una tregua de malas condiciones, un regalo, una oportunidad. Fueron días que hacen de ésto grande, hermoso, inigualable. Y allí estábamos.

Posiblemente a primera hora de la mañana no harían más de 25 grados, leve viento del este y silencio molestado por la rompiente que aglutinaba la atención de los allí presentes. El sol no se atrevía a salir, pero inminente, anunciaba su salida precedente de un día de calor inusual. El mar entraba de forma ordenada y diría yo que perfecta también. Poca gente y preparados para el gran día que nos esperaba... no quedan palabras. Sólo el recuerdo de unas horas difíciles de olvidar motivadas en gran culpa por la compañía que me rodeó en todo momento y con detalles que dicen mucho para mí (gracias Jorge por evitar que me viniera abajo). Como colofón la tarde la cual no pudo ser más aprovechada, hasta el punto de decir basta. El sol se fue y pasamos la noche comentando la maravilla de día, y todo, desconociendo lo que nos esperaba....

Las buenas condiciones hicieron mella y las aprovechamos envueltos en una irradiante felicidad que no acababa. Fue un pequeño anticipo o un recordatorio del ansiado invierno, pero con calor y luz.

Gracias